Libertad

Ya vienen, puedo escucharlos aproximarse a lo lejos.

No me sorprende tanto el hecho de que me hayan encontrado como la rapidez de su respuesta. Respiro profundamente y levanto la mirada hacia el cielo, es una noche despejada y hay luna llena, es hermoso. Me doy cuenta de que hacía tiempo ya desde la última vez que me detuve a contemplar el cielo y las estrellas, es gracioso, por llamarle de alguna manera, como es que algunas cosas simplemente las damos por sentado.

Es en ese momento cuando recuerdo el lugar en donde estoy, ellos aún no llegan y me pregunto si poder escapar, ¿Cuánto tiempo me queda? ¿Sera el suficiente? veo el reloj en mi muñeca izquierda, es casi media noche.

Me quedo observando las manecillas, su movimiento rítmico es hipnótico y no puedo evitar pensar en mi padre mientras me sumerjo en aquel Tick-Tack, él me regalo éste reloj poco antes de morir y ahora, es lo único que me queda de mi vida pasada.

El pasado…no puedo evitar el surgimiento de una lágrima mientras los recuerdos invaden mi mente. Recuerdo a mi familia y los buenos momentos junto con ellos, También recuerdo mis años como policía y mi acenso a detective…y eso me lleva a aquel día.

Fue hace poco más de un año, había sido la peor redada en la que había estado, el enfrentamiento que hubo causo bajas en ambos bandos, pero al final lo atrapamos. Se llamaba Shawn y era un alto integrante de la mafia, en cuanto llegamos hasta él, dijo que se rendía, arrojo su arma y se puso de rodillas. Yo junto con otros cinco agentes sabíamos exactamente el por qué lo hacía, él sabía que ser arrestado solo sería un contratiempo de un par de días y nosotros no soportábamos la idea. Decidimos actuar, decidimos hacer algo. Yo jale del gatillo.

Un par de meses después asesinaron a sangre fría a mi familia, hicieron parecer que yo lo había hecho. Como si no bastara con eso, un par de semanas después mataron uno a uno a los otros cinco agentes que habían estado conmigo aquella noche, los mataron con un revolver que robaron de mi casa, nadie sabía sobre aquella arma, no había papeles ni registro y mis huellas estaban por doquier. Fui un estúpido.

El juicio fue corto, todo apuntaba que yo era el culpable, nadie me escucho, lo perdí todo.
    
Un par de meses atrás, me visito en la cárcel un tal Sr. White, se hizo pasar por reportero  y fingió estar cubriendo una historia sobre mí, únicamente se burló de mí y de mi miseria, y justo en el último minuto antes de irse, confeso ser el hermano mayor de Shawn. Entonces todo tuvo sentido.

Aquel hombre era el culpable, él me había quitado todo y se jactaba de mi sufrimiento. Fue entonces cuando la ira, el odio y la miseria dentro de mí se enfocaron en una sola cosa. Venganza.

Escapé de la cárcel hace dos semanas y no tardé en descubrir que el Sr. White era uno de los principales líderes de la mafia de la ciudad. Encontrarlo no fue tan difícil como pensé y descubrir algunos de sus hábitos fue aún más fácil.      
                                                                                        
Asesine al Sr. White junto con tres de sus hombres de confianza hace aproximadamente 35 minutos. Lo hice tan doloroso y lento como pude. Ahora estoy en la azotea de un edificio de costosos departamentos al norte de la ciudad. Llevo la ropa manchada de un rojo carmesí,  sostengo un cuchillo con la mano derecha y tengo una herida de bala en el hombro del mismo brazo.

Estoy ahí, de pie, en el borde de aquel edificio y lo único que hago es ver mi reloj. Es media noche cuando el equipo de policía por fin llega a la azotea, pero ya es muy tarde, ya he tomado una decisión. Dejo caer el cuchillo y extiendo los brazos mientras escucho a uno de ellos decir mi nombre.

Veo el cielo por última vez y me dejo caer. Siento como la noche me envuelve entre sus brazos mientras respiro profundamente y cierro los ojos.
      
Es entonces cuando por fin soy libre.

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