Enemigo

Desde el momento en el que abro los ojos, sé que algo está mal.

Me pongo de pie tan rápido como puedo y me quito el polvo de la ropa mientras veo a mí alrededor. Parece que me encuentro en el cuarto de máquinas de alguna antigua fábrica, el cual apenas y está un poco alumbrado por un par de lámparas que no dejan de parpadear, justo como un club nocturno. 

Me muevo tan rápido como puedo entre los inmensos monstruos dormidos, que alguna vez fueron utilizados por un grupo de trabajadores, e intento ser lo más silencioso y cauteloso posible, a pesar de estar a punto de caer varias veces debido a la poca y mala iluminación.

Ruego por no encontrarme con él mientras termino de atravesar el cuarto de máquinas y me adentro a un corredor que me lleva a través de varias habitaciones, entre ellas un cuarto lleno de casilleros y más adelante, por un inmenso comedor.

Continúo avanzando mientras me pregunto si lograre encontrar la salida a tiempo y cuando entro en una última habitación de la fábrica siento que todo mi mundo comienza a dar vueltas desenfrenadamente.

La habitación esta iluminada por los rayos de la luna, esta noche es una de las noches del año en la cual la luna está completamente redonda y despide una suave luz blanca, es una noche más en la que he fallado.

La veo desde el instante en el que entro en aquella habitación. Está en una esquina, atada de pies y amarrada por las manos a una especie de poste. La luna ilumina su cuerpo por completo permitiéndome ver todas las marcas de las cortadas que le hicieron en el cuerpo y el gran corte en el cuello que terminó con su vida. Me acerco un poco más al cuerpo y veo sus grandes ojos cafés, me miran fijamente y por un momento siento que ella sigue ahí, en aquel cuerpo inerte, rogándome por ayuda. 

Veo a mí alrededor y lo imagino a él, parado justo en el lugar en el que me encuentro. Disfrutando cada instante mientras la veía morir. Ella no debía tener más de 15 o 16 y él re arrebato la vida…no puedo dejar de pensar en que todo es culpa mía.

Doy un par de pasos hacia atrás y siento algo moverse debajo de mi pie, bajo la mirada y veo el arma homicida justo debajo de mi pie derecho. Levanto el cuchillo del suelo, está completamente manchado de sangre inocente. Lo veo fijamente por un par de segundos antes de empuñarlo tan fuerte como puedo mientras la ira crece dentro de mí.

-¿Qué harás con eso Phil?-

Me sobresalto en cuanto escucho su voz proveniente de entre la sombras y de inmediato giro en todas direcciones, pero el simplemente no está allí.

-¿Acaso crees que puedes conmigo Phil? Después de todo este tiempo ¿En realidad crees poder vencerme?-

Siento como el miedo termina de invadir mi cuerpo y, mientras veo por última vez aquellos ojos cafés, el cuchillo en mi mano comienza a temblar.

-¡Muéstrate!-

Puedo escuchar como mi voz, más que escucharse amenazante, suena como un alarido.

Muevo la mirada del cuchillo que tengo en la mano hacia el oscuro corredor que está del otro lado de la puerta…nada. No se ve absolutamente nada, es como si el únicamente estuviese jugando conmigo, jugando conmigo antes de asesinarme.

“¡¿Pero qué demonios estoy haciendo?!”

La pregunta llega a mi mente como un relámpago. Quiero decir ¿Cuáles son las posibilidades de salir victorioso? Yo nunca he hecho esto, además, el conoce este lugar. Estoy a su merced…y él lo sabe.

-Esta noche lo haré Phil…-

Muevo rápidamente los ojos entre la oscuridad y los lugares alumbrados por la luz de la luna, pero él no está.

-…Esta noche vas a morir-

Mi corazón enloquece dentro de mi pecho mientras se me hace un nudo en el estómago y el cuchillo en mi mano refleja cada vez más los temblores. Es entonces cuando sigo el primer impulso que tengo, ni siquiera permito que mi mente genere una segunda idea, simple mente corro y lo hago tan rápido como puedo.

Recorro el mismo camino por el que llegue, los pasillos, el comedor, los casilleros y para cuando logro llegar al cuarto de máquinas, tropiezo.

-¡Eres un cobarde Phil! Debí haber terminado contigo hace mucho tiempo-

Debo moverme rápido. 

Levanto la mirada y lo primero que hago es comprobar que el cuchillo siga en mi mano, es entonces cuando veo la salida no muy lejos del lugar en el que estoy. Puedo sentir como se aproxima, debo salir de aquí y debo hacerlo ahora. Rápidamente me pongo de pie y continúo corriendo sin mirar a otras.

Avanzo un par de metros después de cruzar la puerta de emergencias, o lo que queda de ella, para detenerme y dar media vuelta. Sostengo el cuchillo en lo alto, listo para tacar, mientras intento recuperar el aliento.

Espero uno momentos, pero no pasa nada, el nunca atraviesa la puerta de aquella fábrica abandonada.
Espero un poco más y me comienzo a poner nervioso, ¿acaso habrá escapado? ¿O, simplemente está tomando su tiempo? ¿Acaso está disfrutando de mi temor antes de atacarme por sorpresa? ¿Qué debo hacer?

Veo a mí alrededor y no hay absolutamente nada, es un área abierta, solitaria y lejos de la ciudad, no hay nada cerca, solamente la carretera a unos metros de donde estoy. Maldigo en voz alta y respiro profundo por un segundo, puedo sentir como mi corazón late desenfrenadamente y la cabeza me comienza a doler por el costado derecho, cerca de la sien. Justo en el momento en el que pienso que todo está perdido veo algo a lo lejos.

Luces. Avanzan hacia la dirección en la que estoy sobre la carretera, es mi oportunidad. De inmediato comienzo a correr a pesar del cansancio, corro lo más rápido que puedo y sin mirar atrás, a pesar de que él puede venir justo detrás de mí.

-¡Auxilio!-

Grito mientras sacudo los brazos en el aire y muevo las piernas tan rápido como puedo.

Cuando por fin llego a la carretera tropiezo de nuevo golpeándome la cabeza y dejando caer el cuchillo.

En el instante en el que abro los ojos siento como el dolor invade mi cabeza, levanto la mirada y me siento aturdido y un tanto mareado. Es entonces cuando veo al automóvil aproximarse hacia donde estoy.

Me comienzo a poner de pie y veo el cuchillo, mi cuchillo, a un par de pasos de donde estoy, rápidamente lo levanto y lo escondo mientras una sonrisa se refleja en mi rostro.

Una vez de pie, suelto una pequeña carcajada al pensar en Phil…pobre y estúpido Phil…el muy imbécil creyó que podía huir, creyó que podía escapar de mí. Nunca tuvo siquiera una verdadera oportunidad de huir.

Levanto la mano y la agito mientras muevo la cabeza y sonrió amistosamente para que el automóvil se detenga. 

Mi nombre es Kein y me pregunto si el conductor que acaba de detenerse a unos metros de mi siquiera se imagina lo que está a punto de suceder.

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